La Chichería del Diablo

Se menciona que, cuando el inca Atahualpa, ingresó a la plaza de Cajamarca, solo encontró a un sacerdote dominico acompañado por un intérprete, a quien le alcanzó un quero (quiru en lengua quechua) de oro lleno de chicha, para comenzar una conversación entre seres civilizados, según la manera andina.

El sacerdote creyó que lo querían envenenar y arrojó la chicha al suelo. Luego le leyó unos párrafos de la biblia y se lo alcanzó; el inca lo examinó sin entender su contenido y, contrariado, lo arrojó lejos de sí. Luego sobrevinieron la matanza y la prisión del inca.

(León R.; Hare, B. 2008. Chicha Peruana: una bebida, una cultura. Universidad san Martín de Porres, Fondo Editorial).

La chicha de maíz, ya era elaborada en tiempo de los incas, y su consumo, en cierto sentido, era y es, un elemento importante en ceremonias políticas y religiosas dentro del mundo andino. Esta bebida, hecha a partir de maíz fermentado, no solo era utilizada en celebraciones, sino que, con el tiempo, su consumo, a la vez que se expandía hacia el resto de la población, fue introduciéndose en la cotidianidad del mundo andino.

Extendida ya como un elemento cultural, el consumo de chicha, fue perseguido durante el periodo colonial, por razones económicas y religiosas, debido a que, su uso, fomentaba el ocio y servía como nexo para las prácticas de idolatría en la región. (Reyna, I. R. 2010).

Coincidiendo con el uso estimulante de otras sustancias consumidas por culturas como la azteca en Mesoamérica; en los Andes, el uso de la chicha, permitía reafirmar la cohesión grupal tanto en la relación con los dioses, como entre los participantes. (Saignes, T).

En la narración de Betanzos, (1880), se describe como el uso de la chicha, también estaba extendido como celebración de algún tipo de acuerdo en cuanto a obras públicas, y como el inca Yupanqui, hacía uso de esta con esos motivos:

Para edificar aquel pueblo que allí quería hacer; é díjoles que fuesen muy bien venidos, é levantóse de su asiento y abrazólos á todos y tornóse á sentar en su silla, y mandólos á todos que ansí se sentasen; y mandó que sacasen muchos vasos de chicha (Betanzos, J. D. 1880).

El nombre quechua de la Chicha, es “Akha”, término que etimológicamente significa “agrio” y hoy en día, su consumo, en mayor grado, se traslada a las comunidades rurales, aunque su presencia, está implantada también en las zonas más urbanizadas.

“La Chichería del Diablo”, ubicada en Punata (Cochabamba), sirve chicha todos los días, pero, especialmente los martes, al ser día de feria, el consumo de esta bebida se dispara y lo tradicional es acompañarla con chicharrón.